- En un partido suspendido, tras el comportamiento erróneo de la afición, Ochoa y su equipo consiguieron el resultado.
Aunque tuviera duración de treinta minutos, el clásico de la liga belga a cargo del Standard de Lieja y Anderlecht se le otorgó a los locales, con un marcador 2-0 en su casa, el Maurice Dufrasne dentro de la fase de los playoffs.
Descendiente desde las butacas en que estaba situada toda la afición violeta, una cortina de humo, originada por bengalas, cubría gran parte de la cancha.
A partir del pitazo inicial, el Standard acumuló varias jugadas de peligro y un gol anulado al 6′, que tras una revisión del VAR, quedó nula. Sin embargo, dos minutos después sucedió la primera interrupción originada por la humareda que impedía la vista.
Tras despejar el terreno de juego, se produjo la primera anotación del encuentro; un tiro directo que abrió la barrera, producto de
Razvan Marin al 22′ adelantó al Standard.
Todavía no terminaba el festejo para la localía, cuando el enfrentamiento fue detenido por segunda vez; a diferencia de la primera vez, las bengalas cayeron a la cabecera del arquero mexicano, Guillermo Ochoa.
Una advertencia a los aficionados tras la pausa pareció suficiente. Reanudado el partido, surgió actividad que repercutiría en la última acción del encuentro; un penal a favor del Standard de Lieja al 31′ le puso fin al marcador con un 2-0 con el cobro de Mpoku. Un minuto después, las acciones se vieron suspendidas en definitiva por falta de garantías de seguridad.