La liguilla premia la mediocridad y es uno de los males del futbol mexicano pero el espectáculo brindado jamás había sido cuestionado.
La reciente liguilla del futbol mexicano dejó mucho que desear en cuanto a espectáculo se refiere y eso es una arista a considerar, pues es sabido por todos que el torneo regular siempre ha dejado mucho a nivel futbolístico y la liguilla es el premio a ese bajo rendimiento, pero ¿Qué pasa cuando la liguilla es igual en cuento a espectáculo se refiere?.
Que Tigres se haya consagrado como el equipo de la década al llegar a 12 finales desde el 2011, además de adjudicarse cinco títulos de Liga es una cuestión interna y de gusto táctico de quien es ya el máximo ganador de la historia de la Liga MX junto a Ignacio Trelles, Ricardo Ferretti.
La liguilla es el deshago para jornadas mediocres, en consecuencia, las modificaciones tendrán que hacerse en el sistema de competencia, el gol de visitante es una buena propuesta para que los equipos visitantes salgan con mayor enjundia cuando se encuentre en esta condición.
El formato de posición en la tabla como primer criterio de desempate era quizás un premio mucho mayor para los que tenían una temporada más consistente y puede que esa sea la solución para obligar a los cuadros de menor envergadura a tomar la iniciativa.
La liguilla debe ser la “joya” de nuestro futbol y los directivos deben y tienen que estar preocupados por este pobre espectáculo que se dio, pues es lo único rescatable que hay en un formato en el que se puede ser campeón con menos del 50% de efectividad.