Los “Azzurri” dejaron ir el triunfo tras fallar un penal al 90´.
Italia recibió a Suiza en la jornada 7 del grupo C de UEFA rumbo a Qatar 2002, duelo donde empataron a uno en el tablero, pero con una Italia que dejó escapar el triunfo para así clasificarse virtualmente al Mundial.
Las dos escuadras llegaron al Estadio Olímpico de Roma con 15 unidades en la clasificación lo que hacía de este cotejo bastante interesante, pues quien ganara tendría un pie en la Copa del Mundo, mientras que el otro tendría que buscar su pase a través del repechaje.
Los suizos salieron al rectángulo verde con un 11 un poco defensivo al mostrar un 4-5-1 para comenzar el cotejo, por otro lado, Italia confiado de su gran defensiva mostró un parado táctico más ofensivo con Andrea Belotti, Federico Chiesa y Lorenzo Insigne en la delantera.
Pese a la gran muralla defensiva que es la escuadra “Azzurri”, los visitantes lograron marcar el primer tanto del cotejo al minuto 11, gracias a un contragolpe desde el sector derecho que llegó a línea final para que Silvan Widmen culminara con un potente riflazo de pierna derecha y así hacer el primero del marcador.
Las cosas se mantuvieron tranquilas hasta el minuto 36´donde Insigne mandó centro tras una jugada a balón parado que Giovanni Di Lorenzo remató de cabeza para igualar el tablero. El gol tuvo que ser revisado en el VAR debido a que se creía un fuera de lugar, sin embargo, el silbante decretó que la jugada valía correctamente.
El partido se fue al descanso y al regreso parecería que ambas escuadras mostrarían un futbol diferente para lograr llevarse el resultado, pero ninguna de las dos logró ofender.
Fue hasta el minuto 89´que el árbitro decretó penal a favor de los locales y el encargado de cobrarlo fue Jorginho. El jugador del Chelsea golpeó de mal forma el esférico y el balón salió directo a las gradas.
Lo que parecía ser el gol del triunfo se le fue de las manos a los italianos. Los “Azzurri” se medirán ante Irlanda del Norte en la próxima jornada, mientras que Suiza hará lo propio contra Bulgaria.
CRÓNICA: MIGUEL TORRES.