El cuadro blaugrana está a nada de perder la liga en manos del rival más odiado.
Durante los últimos años, el Barcelona se ha caracterizado por ser un equipo ganador en todos los torneos a disputar durante una temporada completa del futbol español, pero las cosas no han salido bien en los momentos importantes y muchos analistas deportivos se preguntan lo siguiente: Tras un duro trabajo de una campaña, ¿Por qué el equipo no responde a las exigencias?.
La respuesta al anterior cuestionamiento surge por dos cosas a tratar en la columna de hoy: Primero, la mala administración de la directiva al no contratar a un entrenador capaz de controlar a un equipo lleno de estrellas. Segundo, es evidente que el cambio generacional en todo equipo debe arribar tarde o temprano, pero el factor a jugar es que el estratega sepa motivarlos y levantarlos ante cualquier exigencia.
En el encuentro del fin de semana pasado, el entrenador Quique Setién cometió un error en la lectura del partido quien, más allá de errarla con el planteamiento inicial, no consiguió marcar la diferencia a partir de sus cambios. El desarrollo del encuentro fue el mismo y terminó dividiendo puntos ante un Celta de Vigo ordenado desde la zona baja hacia el frente.
Todo lo anterior conlleva a las malas decisiones tomadas por los dirigentes al traer a un entrenador con falta de motivación hacia los jugadores e incapaz de manejar un vestidor repleto de estrellas, ya que otro empate o perder el siguiente duelo sería culminar con un trabajo planeado por meses.
¿Levantará este Barcelona?. Solo el futbol será el encargado de escribir un nuevo capítulo en la historia de dicha institución.